Esperaba, como casi todos ustedes, supongo, la noticia de la confirmación del positivo de Floyd Landis en el contraanálisis. No me ha sorprendido, ya que la orina de la muestra B es la misma que la del primer análisis y, salvo que exista algún tipo de trampa o manipulación, el resultado se corrobora en el 99% de las ocasiones. Y esta vez, como no podía ser de otra manera, ocurrió lo mismo. El Tour nos ha vuelto a dar una muestra de seriedad y credibilidad al echar a un corredor sucio que iba dopado. Sin ningún tipo de miramiento, pese a que en este caso se tratara del hombre que se vistió de amarillo en el podio de París. Da igual que fuera el ganador final, sólo vale una competición limpia y los directivos de la ronda gala han tomado una medida ejemplar.

La confirmación del positivo de Landis convierte el día de hoy en una fecha memorable para el deporte español y para nuestro ciclismo en particular, por lo menos desde mi punto de vista de aficionado. Primero vivimos un Tour complicado debido a las expulsiones de topos los corredores que aparecieron vinculados con la Operación Puerto. Luego hemos podido vibrar con una carrera preciosa y, de no ser por los errores que se cometieron, hubiéramos visto a un Pereiro triunfador en París antes de que Landis diera positivo por testosterona en el control posterior a aquella etapa de Morzine. Ahora tenemos a dos españoles en el podio, Pereiro como ganador y Carlos Sastre tercero, los mejores y más regulares en la carretera. Hoy es un gran día para el ciclismo español.