Hungaroring -2006. Nunca olvidaremos esta carrera, en la que a la postre no pasó casi nada, pero en la que ¡pasó tanto! Alonso hizo tonterías el viernes y eso nos hizo temer una pérdida de diez puntos frente a Schumacher. Luego, fue este el que hizo una descomunal tontería el sábado y nos hizo pensar que los daños no serían tan graves, aunque sí considerables. Al fin y al cabo salía por delante. Pero a la hora de la verdad apareció la lluvia y con ella una realidad incontestable: Alonso es el mejor de todos. Su exhibición durante las vueltas en las que el circuito estuvo mojado queda para los anales.

Porque saltó del decimoquinto al primer puesto, cargadísimo de gasolina. Porque salió de varias encerronas, porque adelantó a Schumacher por fuera, porque luego se dio el gustazo de doblarlo. Porque después de tantos temores el viernes nos hizo soñar con un rotundo diez, frente a Schumacher hundido más atrás, lo que hubiera sido la estocada definitiva. Hasta que le frenó el safety car, y luego el circuito empezó a secarse. Dudas, cambios, pérdida de terreno con Button y finalmente la avería traicionera, que le dejaba sin puntos, pero que no puede quitar de nuestra retina su carrera antológica.

Para restablecer la justicia, Schumacher también tuvo que abandonar. Schumi hizo una carrera de mérito, pero nerviosa, que le llevó a tocarse primero con Fisichella y luego con Heidfeld. Acabó sin dirección y fuera, cuando parecía que la estocada la iba a dar él, aunque sacó un punto de rebote por la descalificación de Kubica. Alonso tiene una carrera menos por delante y diez puntos de ventaja. El cavallino rampante ya mete menos miedo. Y a todo esto, De la Rosa segundo. Imponente en brío y seguridad en una carrera diabólica, que guardaremos para siempre en nuestra memoria. Hungaroring-2006.