Siempre es la carrera más dura

El Tour nunca es fácil, siempre es la carrera más dura del mundo. Por el calor que hace en el mes de julio, porque siempre participan los mejores ciclistas y con una preparación concienzuda, que hace que la prueba se desarrolle a una velocidad de vértigo, y porque su trazado siempre es más duro que el Giro, que la Vuelta y que cualquier otra carrera. Unas veces se pasan primero los Alpes y luego los Pirineos y otras, al revés. Pero lo pongas como lo pongas, el resultado es el mismo. Aunque también hay pequeños matices y esta vez me parece una bestialidad los 117 kilómetros que suman las contrarreloj, en especial la última me parece durísima. 55 kilómetros después de dos semanas de competición van a resultar durísimos. Aunque tampoco es la primera vez.

La incógnita está en saber cuál será la participación. Yo espero que esta vez si van a correr Ullrich y Basso. Pero el alemán tendrá ya un año más y del italiano hay que saber cómo asimila todo lo que le ha pasado este año. Ahora mismo no me atrevería a señalarlos como favoritos. Ni a ellos ni a nadie. Habrá que esperar a pocos días antes de que se inicie el Tour para atreverse a lanzar una apuesta con fundamento. Lo que sí pienso es que no veremos una carrera tan abierta como este año. La emoción con que lo vivimos es difícil que se repita. Pero si espero un buen protagonismo español, con Valverde, que deseo que lleve mejor equipo, con Pereiro, que se ha dado cuenta que puede estar arriba, y con Sastre, que también ha demostrado que puede con el Tour.