El regreso del efecto Protti

El regreso del efecto Protti

Se le podría denominar el efecto Protti, en homenaje a aquel delantero que salió de la nada, fue máximo goleador del scudetto con el Bari en 1996, se estrelló en el Lazio, casi desapareció y solo años después volvió a dar señales de vida en el Livorno. Un goleador casi efímero, desconocido para el gran público y que tuvo su momento de gloria. Sin comparar, algo similar le ocurre esta temporada a Nei en el Naval o a Ronny en el Paços Ferreira en Portugal, Afonso Alves en el Heerenveen o al veterano N'Kufo en el Twente.

Y por supuesto en el scudetto a Riganó, tosco nueve del Messina que en su día apartó de la titularidad a Portillo en la Fiorentina. El caso de Andy Johnson es distinto. Rápido y listo, fue él quien decidió jugar una temporada más en segunda con el Crystal Palace, pero en cuanto llegó al Everton funcionó. Tiene nivel de Premier e incluso de selección, no hay que extrañarse de sus convocatorias. Lejos quedan las opciones reales de Riganó, Bianchi o Mario Frick de llegar a un grande y, si lo logran, el efecto Protti se repetirá.

Conviene no olvidar a Mohamed Tchité, el rapidísimo punta del Anderlecht que ya fue estrella goleadora la temporada pasada en el Standard. Él sí va para estrella, roza una media de un gol por partido, tiene 23 años y se ha propuesto ser internacional belga. Podría firmar una buena pareja con Dembele, que ya tiene minutos en el AZ de Van Gaal y es uno de los delanteros belgas con más futuro. A ellos no les amenaza el efecto Protti.