Un claro mensaje para la vida

Un claro mensaje para la vida

Muñoz, Moreno, Pedernera, Labruna y Loustau. Yo creo que cuando salí de la panza de mi madre, allá por 1944, ya el pueblo argentino decía que nunca habían visto una delantera tan grandiosa como ese ataque de River Plate. Desgraciadamente, Muñoz, de entre los cinco galácticos, porque así se les podía considerar, era el menos reconocido. Soy viejo, pero no tanto como para haberle visto jugar, pero sé que era un buen derecho, tipo Figo, que desbordaba bien por su banda. Un jugador explosivo, lo que yo llamo un loco de la línea.

Muñoz no tuvo el reconocimiento que debería haber tenido, el mismo que el de sus compañeros, pero, por suerte, será el último que se irá al cielo. La verdad es que nunca tuve la suerte de conocerle personalmente, pero hablé con mi amigo Óscar Ribot, tras hacerle la entrevista, y me dijo que con 87 años tiene unas ganas de vivir y una alegría que no tiene hoy un chico de 20. De alguna manera, Muñoz está demostrando que los jugadores de antes eran de una pasta distinta.

M e hubiese encantado jugar con él, pero sí tuve de técnicos a Labruna, Pedernera y Moreno. Y también conocí a Loustau. Sin lugar a dudas, lo que deja Muñoz es un claro mensaje de vida. Porque seguro que su genética hace que parezca un pibe de 20 años a los 87. Pero sin duda que su cuerpo y su mente están fortalecidos por todo los que gozó del fútbol y por los grandísimos futbolistas que tuvo a su lado. Esa es la suerte del que ha nacido para ser desportista. Y es que el deporte te ayuda a mantenerte más joven. Es una vitamina que no está en los libros.