De la Red y el maleficio de Torres

Estaba deseando ver a Marcelo y me volví a encontrar con Rubén De la Red. El sucesor de Roberto Carlos no apareció por el Vicente Calderón pero sí el medio centro. Entre él y el resto de chavales que tuvieron su oportunidad en ambos equipos ayer se notaba una gran distancia. De la Red maneja los tiempos, se atreve con pases de treinta metros, regatea con solvencia y recupera muchos balones. Dije un día que si hubiese nacido en Argentina, igual valía más de veinte millones de euros y forraba a algún intermediario. Lo que pasa es que lo tiene un poco crudo. Con la llegada de Fernando Gago y lo que se pagó en su día por Emerson y Diarra, quedará para jugar festivales como el de ayer y algún minuto en la Copa del Rey. ¿Verdad Capello?

Con Fernando Torres, sin embargo, tuvieron el arrojo de hacerle debutar siendo menor de edad. Y el caso es que resultó. No tanto como hemos querido ver, pero resultó. El Niño se ha hecho grande salvo para alejar un maleficio que le persigue: golear al Real Madrid. Ayer, cuando el árbitro de turno, Mejía Dávila, quiso continuar con la media de errores inventándose un penalti, pensé que por fin terminaba su pesadilla. Pero no. Marró. Debería hacérselo ver por algún especialista en asuntos de la mente. Igual por eso fue oscuro objeto de deseo en las pasadas elecciones blancas para más de un candidato. Eso sí, con lo que vale hoy Fernando Torres se paga durante más de veinte años toda la estructura de cantera rojiblanca. Tomen nota.