Los caprichosos primeros metros de una carrera de F-1 a veces tienen estas cosas. Reconozcamos que la salida de Alonso en Australia no fue buena, pero también digamos que el McLaren no tiene el mismo sistema de Renault. Fernando salió mal. Allí fue cuando Heidfeld le superó trazando por delante de él. Y allí comenzó a funcionar la experiencia, ésa que solo dan los años. En Australia había que terminar y evitar tocar al BMW fue el objetivo. Pero tanto frenó que su velocidad terminó siendo demasiado pobre en la entrada a la curva. Por detrás, Hamilton estaba en problemas y era quinto, superado por Kubica. Pero se liberó de él trazando por fuera y se encontró con el regalo de una pista limpia. Alonso había elegido la parte interna y, además, frenado por Heidfeld. Así se vio cuarto.

La carrera habría sido bien diferente de no haber sucedido aquello, aunque el resultado final habría sido el mismo. Cazar a Raikkonen en las condiciones que estaban ambos monoplazas en Melbourne era misión imposible. Podemos aferrarnos a las hipótesis y pensar que si Raikkonen se salió cuando le avisaron de que Fernando venía por detrás, de haberlo tenido a su rueda durante toda la carrera habría sentido mayor presión. Es muy probable. Quizá habría cometido más errores, pero esos primeros metros de competición nos privaron de la posibilidad de descubrirlo. Lo importante es que Fernando cumplió el objetivo prioritario de su debut en McLaren: ser competitivo y sumar la mayor cantidad de puntos. El primer paso se ha dado con firmeza...