A falta de que el Athletic se salve matemáticamente y de que el nuevo presidente rojiblanco se pueda seguir sentando en palcos de Primera, ya existe fuego cruzado en la calle. Los teléfonos móviles se saturan buscando firmas, directivos e incluso futbolistas. También entrenadores. Y es que, me perdonen, a Mané ya le están buscando alternativa cuando se encuentra a punto de cumplir el objetivo de sacar del atolladero a un equipo más que diezmado, sin fe ni rumbo. Ganar es lo primero, aunque quizás no se piense dos veces cómo. Pido respeto a quienes no creen en él, porque si alguien lo ha tenido con el Athletic ha sido precisamente el de Balmaseda.

Lo que queda de club rojiblanco, y el propio Juan Carlos Erkoreka, saben bien de su talante y sus ideas de presente y de futuro para el equipo rojiblanco. También que ha dicho nones cuando se le ha puesto encima de la mesa ir más allá de junio, algo inusual en el fútbol. No seré yo quien diga a cada candidato el entrenador que debe poner delante de los todos los socios, pero sí advertiría de la realidad palpable de un trabajo bien hecho. Sin brillo, pero bien hecho.