Ayer hubo cinco grandes acontecimientos deportivos internacionales, independientemente de donde se celebraran, quienes participaran o el deporte que se tratara. Tres de ellos fueron de primerísimo orden, recogidos por todos los medios de comunicación del mundo y convertidos en un auténtico suceso en las ciudades que los acogieron. Ahí estuvieron los 112.600 espectadores de Montmeló, los 90.000 de Montreal y los 15.109 de Roland Garros. Y si no hubo más fue porque los aforos no permitieron una mayor entrada. Pues en todos estos acontecimientos del máximo interés mundial nuestros deportistas fueron la referencia. Victorias de Nadal y Lorenzo, podio para Pedrosa y remontada imposible para Alonso.

Fueron diez horas particularmente intensas para el telespectador. De emociones encadenadas y encontradas. Con la inesperada derrota de Gadea, la exhibición de Lorenzo, el podio de Pedrosa, el éxtasis de Nadal y el calvario de Alonso. Entre unos y unos, el deporte habló ayer español. Un deporte ultraprofesionalizado y que mueve a su alrededor miles de millones. Y si continuamos buscando en la agenda los otros grandes acontecimientos del día encontramos el Abierto de Austria de golf, donde Jiménez quedó a un golpe del ganador y el inicio de la Dauphiné Liberé, en el que Valverde mostró su candidatura al entrar a tres segundos del vencedor del prólogo. Desde luego, ningún país como el nuestro tuvo ayer tanto protagonismo.