Ya queda un año menos para ganar

Ya queda un año menos para ganar

Es posible. Sí. Ganar Wimbledon ya no es una utopía para los tenistas españoles. Y, sobre todo, no lo es para Rafa Nadal. Quienes vieron el año pasado un golpe de suerte o un cuadro fácil en el camino del fenómeno de Manacor se habrán convencido de que nada es casualidad. Nadal es grande y sería "Campeón del mundo" (como lleva grabado la preciosa copa dorada que se entrega al ganador) si enfrente no hubiera estado alguien tan bueno que casi es inhumano, Roger Federer. Rafa ya no es sólo un jugador de tierra espectacular, sino un tenista que va caminando hacia la excelencia, incorporando golpes, mejorando el servicio, demostrando que puede también volear. El tricampeón de Roland Garros es, sobre todo, un depredador con una mente acorazada, poderosa, única.

Llevar al suizo a un quinto set en el jardín de su chalet, el All England Club, es un hito fantástico porque, además, Federer dio la impresión de que estaba superado, de que tras cuatro años de éxitos podía llegar el fin (¡Ay, maldita rodilla!). Fue un sueño al que sólo le faltó un despertar feliz, pero que nos mantendrá alerta en próximas ediciones porque pronto habrá otro nombre de un español al lado del de Santana -41 años de aquello, demasiado tiempo- en el palmarés. Tras paladear el magnífico espectáculo de ayer, ahora debemos prepararnos para mirar hacia adelante. No tardaremos mucho en pasar del silencio de Londres al bullicio de Nueva York o a la fiesta de Madrid. Hay oportunidades para tomarse revancha este año. Y en Wimbledon ya queda un año menos para ganar.