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Enrique Marín

Aguirre, con Riquelme te quiero ver

Actualizado a

Cinco goles, tres asistencias y, sobre todo, un fútbol sólo al alcance de los elegidos para jugar sin apenas necesidad de correr. Aunque después de la exhibición que está ofreciendo en la Copa América es fácil hacerse de Riquelme y, en el caso de los aficionados atléticos, suspirar y clamar por su fichaje, los que siempre hemos admirado a Román no hacemos sino reafirmarnos en lo que su figura representa: fútbol en estado puro. El diez de Argentina es un futbolista singular, que juega como le sale de dentro y no como le imponen los tiempos que corren, nunca mejor dicho. Son muchos (por desgracia demasiados) los entrenadores a los que les da miedo fichar o alinear a futbolistas que sólo saben jugar a fútbol. Ya saben, el talento bajo sospecha.

Son legión los técnicos que prefieren atletas que corran mucho, sobre todo hacia atrás, y se limiten a obedecer sus estrictas órdenes tácticas, dando prioridad a las defensivas. Claro que, curiosamente, esos mismos entrenadores son los que luego se hartan de elogiar a las estrellas rivales. ¿Miedo? No, pánico. Del mismo modo que de Riquelme se dice que es un tipo raro (que lo es), Aguirre tiene fama de ser un gran psicólogo, un técnico muy cercano a los futbolistas. Con Román el mexicano tendría un reto. Pero un reto que merece la pena, pues es tanto y tan bueno el fútbol que Riquelme podría desplegar en el Calderón que de no aceptarlo no habría más remedio que encasillar a Aguirre entre esos entrenadores que marginan el talento. Javier, ahí te quiero ver.