Lo de este verano en el Racing es para incluirlo en el libro Cómo no hacer las cosas bajo ningún concepto. No se puede estar a menos de una semana del inicio de la Liga y que Marcelino esté pidiendo seis refuerzos como mínimo para evitar riesgos de cara a descender de categoría. No se pueden tirar a la basura tres meses sin que estén atados jugadores determinantes para puestos específicos, sobre todo delantera y portería.

En el año donde la permanencia se logró un mes antes no se puede esperar hasta el último día para decidirse por uno u otro jugador porque si el último día el cedido de turno da la espantada te quedas con el culo al aire. No se puede asegurar que tres jugadores estarán fichados para una semana determinada, llegar el día y no tener la firma de ninguno. La afición se cansa, ve que lo que dicen unos y otros no se cumple y cree que le están tomando el pelo. Para cuando quieran llegar los refuerzos la Liga habrá comenzado y la aclimatación llegará en la jornada quinta, con 15 puntos disputados, y quizá ya estés a remolque en la clasificación. Zigic vino el último el año pasado, sí, pero milagros deportivos hay los justos, y no siempre suena la flauta.