Grande ante la adversidad

Grande ante la adversidad

Una de las cualidades de los grandes campeones, de esas virtudes que diferencian a los buenos de los excepcionales, es su capacidad de superación ante las adversidades. No rendirse aunque el viento sople en contra o los obstáculos parezcan insalvables. Y en eso pocos ganan a Fernando Alonso. Siempre lo había tenido claro (lo demostró en muchas carreras) pero no por ello dejó de admirarme la consecución de su segundo título, cuando Renault ya sabía que el número uno se iría, en la maleta del español, a McLaren. Reconozco, incluso, que hubo un momento en el que dudé de que lo lograra.

Pero lo hizo, pese a esa circunstancia adversa y otras no menos significativas, como el resurgimiento de un Schumacher que quería marcharse de la F-1 por la puerta grande o las reticencias de la FIA a que un español volviera a dominar en su chiringuito con tanta autoridad. Y el recuerdo de todo aquello me reconforta ante lo que se nos viene encima, desde este gran premio número cien, con las hostilidades en McLaren. Alonso nunca, nunca, se rinde por poderoso y temible que sea el rival, así que debemos seguir confiando en sus posibilidades aunque en ocasiones la cosa se ponga tan fea como en Hungría.