Su meta es obsesiva: ganar títulos

Su meta es obsesiva: ganar títulos

Llevamos tres meses y medio con Schuster y aún nos falta tiempo para entenderlo. Es un tipo especial, muy suyo, poco dado a los gestos para la galería, introvertido quizás a la fuerza y reflexivo. Nada de esto es incompatible con otras cualidades: sabe ver al futbolista, entiende sus inquietudes, maneja los códigos de un vestuario y defiende una idea de fútbol atractiva para el Bernabéu. Todo bien mezclado, a mayor o menor temperatura, ha dado como resultado en cien días un Madrid líder en la Liga, cómodo en Champions y abierto a un esperanzador futuro, por jugadores y por estructura. De Capello no queda afortunadamente rastro.

Estoy convencido de que Schuster es feliz en el Madrid. Lo digo porque me lo ha dicho cara a cara, sin necesidad de fingir. Si a veces le vemos en un partido cabizbajo, pensativo, incluso contrariado, no es por desencanto, sino por pura rabia profesional. El alemán es perfeccionista, busca el mejor fútbol, quiere hacerlo bonito y ganar. Cuando algo o alguien no funciona, saca las uñas como lo hacía cuando era jugador. No lo duden, Schuster vive con una obsesión: ganar títulos con este Madrid. No hay riesgos de espantada.

Cumplirá el técnico mañana cien días en el cargo y el balance es notable. El Madrid va ajustándose a un modelo basado en rotaciones que, siendo discutible, no provoca serios traumas. Raúl, por otra parte, rejuvenece con su mejor versión apoyado por Schuster. Brotan valores como Sneijder, Marcelo, Heinze, Higuaín y se consolida Ramos. El alemán ha traído calma social y un alto nivel de expectativas. Ramón Calderón apostó fuerte y acertó. Con Schuster podemos dormir tranquilos.