Por mí, que esté 1.000 días más...

Por mí, que esté 1.000 días más...

Capello pidió 50 días de paciencia y los cumplió en el Coliséum cayendo con todo el equipo, ante el Getafe de... ¡Schuster! Esa noche de infausto recuerdo Calderón se decidió a dar un volantazo, acabase como acabase el curso. Y cumplió. El alemán da el perfil de entrenador que se pone en la piel del Bernabéu. Es un enamorado del fútbol que él practicaba (atacar, atacar y vuelta a atacar) y convencido de que la mejor defensa es lograr que al área rival lleguen cinco o seis jugadores sin mayor misión que batir al portero enemigo. Fútbol versión Naranja Mecánica, lo que quizás explique la presencia de cuatro holandeses en su plantilla... Llegados al centenario de Schuster en el banquillo más complicado del mundo, yo le pondría un notable alto.

Ni una derrota en nueve partidos de Liga y Champions, líder en ambas competiciones, máximos artilleros de Primera y equipo menos goleado. Y fútbol de cinco estrellas ante el Atleti y el Villarreal Digo más. Con Capello, el Madrid sólo sumó dos puntos tras perder con Recreativo (0-3), Getafe (1-0), Villarreal (1-0) y empatar con Atlético (1-1) y Betis (0-0). Con Schuster, el Madrid ha hecho pleno al 15 al ganar esos cinco partidos. O sea, que ya van +13 a favor del técnico germano. El madridismo vive ahora en otro mundo alejado del pragmatismo resultadista del italiano. Schuster se merece más que 100 días de paciencia, se ha ganado 1.000. Por encima de todo, porque su estilo le va al Bernabéu. Dejémosle crecer en la verde pradera de Chamartín.