En fin: ¿cuánto vale un gran portero?

En fin: ¿cuánto vale un gran portero?

Pasaba el partido de la hora, el Madrid ganaba tres a dos, después de fallar un penalti y pasar las de Caín. Casillas le había quitado algún gol al Olympiacos, pero las paces aún no estaban firmadas. Pasaba la hora, decía, cuando Kovacevic cazó un remate claro, bueno, colocado. Era gol o gol. Un gol contrario que el Madrid merecía, si se puede decir, por su perpetuo despelote defensivo. Era gol, era el tres a tres, era meter al Madrid en posición incómoda en la Champions, y desde luego era poner el solfa a Schuster, y a su proyecto, más el aflorar de los carísimos lesionados, y más cosas. Pero... paró Casillas.

Paró Casillas, sí. Un reflejo eléctrico, como los dos o tres anteriores. Antes de todo eso había cedido dos goles, sí, uno en un remate ortodoxo de Galletti, el otro en un espinillazo chambón de Julio César. Viejos enemigos, tipos con cuentas pendientes que encontraron el momento justo para meter sus puñaladas de pícaro. Sólo que Casillas seguía ahí, batido dos veces, pero íntegro. Y cuando el partido se puso macho y el Madrid se obligó a ir e ir, él paró. Incluso cuando, ya por delante, el Madrid siguió al ataque, él continuó parando. Una, dos, tres... Así hasta la parada imposible al perfecto remate de Kovacevic.

¿Cuánto vale un gran portero? Lo pensaba anteanoche, cuando Casillas hablaba en El Larguero, tranquilo, solitario en su coche, camino de casa, feliz tras ser aclamado por el Bernabéu. Recordaba años lejanos en los que había ido de la mano de su padre a ese estadio, a aplaudir a Buyo. La portada de AS la habíamos dedicado a Robinho, como no podía ser menos, por sus dos goles, por su redención. Pero me quedé pensando: ¿el Madrid ha ganado por Robinho o por Casillas? Si llega a pasar el remate de Kovacevic, ¿de qué valdría todo lo de Robinho? En fin: ¿cuánto vale y cuánto merece un gran portero?