Manzano es más listo que el hambre y le va a apretar las tuercas a Schuster por donde tiene "la baja más importante", según su propia valoración. Y es que el Madrid cojea sin Guti, como se vio en Atenas, y por ese lado atacará el Mallorca más fuerte que nunca. El técnico bermellón intentará hacerse con el dominio del juego, capando las intenciones ofensivas madridistas desde la línea de creación. Sin Guti, el hombre a taponar por el Mallorca será Sneijder. Una vez bloqueado el holandés, el Madrid quedará fracturado en dos líneas, la del doble pivote y la delantera, obligando a Diarra y Gago a multiplicar su esfuerzo por trasladar el balón. Una función para la que el de Mali no sirve, mientras que el argentino parece muy limitado de recorrido.

Schuster tiene un problema de orden sin Guti y lo reconoció tras jugar con el Olympiacos ("Eché de menos a un rubio..."). En ese agujero pretende hurgar Manzano, para relanzar desde ahí con Basinas y Pereyra a un Mallorca que tiene en Arango y el emergente Güiza dos lanzas envenenadas. La batalla por la posesión del balón es la que define el dominio, la que marca la pauta del esfuerzo y, por supuesto, la que acumula ocasiones de gol. Sin Guti, el Madrid reduce todas estas parcelas y precisa del sobre esfuerzo de Sneijder, pero también de Robinho y Raúl, que deben ponerse el mono de faena. El Mallorca ha dejado huella siempre de presión, toque, salida en velocidad y gol. Es un día para remangarse y sufrir, porque Manzano sabe bien dónde hacer daño.