Merece la pena un torneo así

Merece la pena un torneo así

Dos ediciones anteriores y en ambas una final entre europeo y suramericano, la de toda la vida en realidad. Todo lo que no sea un Milán-Boca sonará a sorpresa mayúscula, incluso a fracaso en el torneo, pero yo no estoy de acuerdo con los que tanto critican el nuevo formato. La Champions League en África y Asia han crecido, se han modernizado y merecen tener representación y medir a sus ganadores con la élite. No hubo más que ver la final entre Urawa y Sepahan en Saitama o la vuelta del Al Ahly-Etoile Sahel, que coronó a los tunecinos para descubrir la pasión con la que se vive el fútbol en esos continentes. Así que veremos a aquel nueve grandote (Washington) que llegó a ser internacional brasileño en el Urawa, o a la estrella tunecina Armine Chermiti.

Cierto que sueña extraña la aparición del subcampeón iraní Sepahan, derrotado al fin y al cabo en la final de la misma forma que el gigantesco Al Ahly egipcio, de largo el club más importante de África y que tuvo contra las cuerdas el año pasado al que luego sería campeón del torneo, el Internacional de Portoalegre. Sólo habrá que aguantar el Sepahan-Waitakere y lo demás merecerá ya la pena. Y por supuesto habrá que disfrutar con el nuevo asalto de Boca al Milán millonario y de las estrellas. Hace cuatro años el Boca de Bianchi obró un milagro y tumbó a los italianos. Fue un ejemplo de que en fútbol todo es posible. Precisamente por ello sueñan hoy los mexicanos del Pachuca, los japoneses del Urawa y los tunecinos del Etoile Sahel.