Inglaterra ya no tocará el tambor

Inglaterra ya no tocará el tambor

Capello encuentra acomodo en Inglaterra y yo me alegro. No me gusta su fútbol, pero él me cae bien, entre otras cosas porque sabe respetar las discrepancias. Y sabe hacer su trabajo. A su manera, en la que cree lealmente (y no está en edad fácil para reconsiderar convicciones), pero saber hacerlo. Por aquí ha pasado dos veces, concretamente por el Madrid, ambas en condiciones difíciles, y las dos veces ha sacado la Liga. Fútbol feo y amarrete, pero que cotiza en puntos. Eso es lo que fabrica y eso es lo que le compran. Ahora quien se lo ha comprado es nada menos que Inglaterra, el país de los inventores.

Los tiempos cambian, sí. Siempre hemos tenido el inglés por un fútbol valiente, fervoroso, de pase largo, ataque insistente, gran generosidad... Pero eso era antes. Ahora Inglaterra busca remedio a una crisis, como el Madrid no hace ni veinte meses, cuando vivía el estrepitoso derrumbe galáctico. Inglaterra acaba de quedarse sin ir a la Eurocopa, que es algo mucho peor que ese fatalismo de caer en cuartos que nos persigue. A grandes males, grandes remedios, se dice. Y los ingleses ya no quieren un fútbol que cace remontándose como el águila, sino arrastrándose como la serpiente. Otro tiempo, insisto.

El fútbol inglés siempre fue más tardío en incorporar una cultura táctica, que Italia sí desarrolló hasta el exceso desde hace décadas. Ahora se ve que lo echan en falta y de ahí que incorporen a este pope del tacticismo, que llega cargado de títulos prestigiosos. De momento, ya hace feliz a la prensa inglesa, tan experta en explotar los detalles del paisaje social. Y Capello resalta en el paisaje, en cualquier paisaje. Su presencia va a ser divertida en la prensa. Sobre el campo será otra cosa. Inglaterra ya no tocará el tambor. Pero a nosotros nos da un poco igual. Nosotros seguiremos yendo con Brasil.