Sesenta años fabricando sueños

Sesenta años fabricando sueños

Santiago Bernabéu fue un adelantado. Vio antes que nadie que el fútbol se convertiría en el gran espectáculo de masas y acometió la construcción de un estadio monumental para aquellos años. La sociedad biempensante de la época pensó que era un megalómano y que esa pirámide de cemento sería la tumba del Madrid. Pero resultó. Aquel estadio llegó a albergar 120.000 espectadores, cuando una mayoría de localidades de pie ofrecía gran capacidad, y con aquellos ingresos Bernabéu fue fichando a Di Stéfano, Rial, Kopa, Santamaría, Puskas, Didí, Amancio... E hizo del Madrid el mejor equipo del Siglo XX.

Sesenta años hace. Sesenta años fabricando sueños, constituyendo un referente para el fútbol mundial. No sólo ha sido la casa del Madrid, aunque sobre todo ha sido eso. También ha sido escenario de una final de la Copa del Mundo (la del júbilo de Sandro Pertini en el palco), de una Eurocopa (la del gol de Marcelino), tres veces de la Copa de Europa (una ganada por el Madrid) más 35 finales de Copa (siete del Madrid, dos ganadas y cinco perdidas) y acontecimientos varios como los coros y danzas de Franco, un concierto de Frank Sinatra, alguna llegada de la Vuelta a España y hasta una misa del Papa.

A los sesenta años, el estadio presenta mejor aspecto que nunca. Es el doble de alto que en tiempos de Bernabéu, está cubierto, tiene tiendas, restaurantes, palcos vips, museo y un circuito de visita programada para quienes deseen admirarlo. Muy distinto a como lo conocí. Y mucho mejor. Pero la esencia no cambia: ahí abajo, en esa pequeña pradera adornada por unas sobrias líneas de cal, se fabrican sueños cada pocos días. Los mismos sueños de belleza, heroísmo y victoria. Hoy, Madrid-Osasuna. Es la visita de un clásico. Es el fútbol de siempre, el mismo de hace ya sesenta años.