Una grave cuestión de estado

Una grave cuestión de estado

Como aficionado de siempre al Dakar, echo de menos el romanticismo que tenía en sus primeros años. Ha ganado en profesionalidad pero ha perdido en cariño. De la misma forma, también se diluyó algo cuando se quito la palabra París de su nombre. Sin embargo, el Dakar sigue siendo un acontecimiento mayor para Francia. Sin llegar a convertirse en imprescindible para la grandeza de mi república, representa todo un símbolo de la capacidad que tienen los franceses en la organización de grandes eventos de todo tipo.

La cancelación de la edición 2008 aparece en Francia como un duro golpe. Mi país tiene que renunciar a lo que se había convertido en una tradición. De ahí el impacto que ha tenido esta mala noticia en las ultimas horas en todos los medios franceses. El tema va más allá del simple deporte No vamos a andar con eufemismos. El Dakar no se corre porque el gobierno de la República Francesa ha hecho todo lo posible para impedirlo. Y ha tenido razón. ASO ha sabido escuchar las recomendaciones que preveían grandes riesgos. La vida de personas de múltiples nacionalidades podía depender de la decisión de los franceses. Era una responsabilidad enorme. Una responsabilidad de estado.