La Copa de África y las grandes ligas

La Copa de África y las grandes ligas

Las grandes ligas reciben desde esta semana el impacto de la Copa de África, que se lleva un buen puñado de jugadores. De España e Italia sólo nueve, pero de otros sitios, muchos más: de Alemania se marchan veinte, de Inglaterra, 42, y de Francia hasta 74. En Francia casi no hay equipo que no quede medio desbaratado. La pregunta que muchos se hacen es ¿por qué ahora? Pues por tradición y por clima, que vienen lo uno con lo otro, lo mismo que Tour de Francia y julio. Cuestión de momento climático propicio. El deporte al aire libre tiene sus fechas ideales. Y las de la Copa de África son éstas.

Es un problema para nuestros grandes clubes, claro, pero me temo que no tenga solución. En este caso, además, no parece políticamente correcto que los opulentos clubes de Europa occidental exijan compensación económica por el uso de estos jugadores a las federaciones de países que están entre los más desprotegidos del planeta. Y menos cuando aún no las han conseguido ni de sus propias federaciones, más ricas. El ideal para los clubes es que la FIFA alcance una unidad de calendarios internacionales, pero en el caso de África es difícil, porque las fechas buenas son estas, a caballo entre enero y febrero.

El buen aficionado gusta tanto del fútbol de clubes como del de selecciones. Aquel llena más el calendario y sostiene económicamente el tinglado, pero éste es más solemne, tiene más enjundia. El calendario está tan comprimido que la convivencia entre uno y otro fútbol es difícil. Hay que ceder en lo que se pueda. Unificar fechas cuando sea posible o renunciar a algo cuando hay que compartir días y jugadores. Y la rica Europa occidental bien puede prescindir durante tres semanas de esos grandes y bien pagados jugadores para que pongan su destreza al servicio de las gentes que les vieron nacer.