La lógica indignación de la víctima

La lógica indignación de la víctima

La indignación que rezuman las declaraciones de Armando Ribeiro, está sólidamente sustentada. El Betis, a través de sus portavoces más cualificados (Manuel Ruiz de Lopera, máximo accionista; Manuel Castaño, consejero delegado; y Paco Chaparro, entrenador) ha dejado bien claro que por encima de cualquier consideración hacía la única víctima de todo este desagradable asunto, está dispuesto a lo que sea para tratar de influir en la opinión pública y, por añadidura, en los estamentos encargados de juzgar los hechos. La incalificable utilización de la figura de Villar, por su pasado rojiblanco, o el cuestionamiento sin pudor alguno del mal físico o psicológico causado al portero del Athletic, sin duda calibran su estatura moral, su calidad humana.

Mucho se ha escrito y hablado sobre lo injusto del cierre del campo bético, por el perjuicio que supone para el club y para su afición, que aparecerían como responsables de una actuación individual. Sin embargo, visto lo visto, para el propio Betis y para sus socios y simpatizantes, hay algo bastante más preocupante que las derivaciones del fallo emitido. Sería el vulgar comportamiento de quienes les representan. El pueblo, la gente que sustenta el Betis merece dirigentes de otro nivel.