Que siga la fiesta por mucho tiempo

A veces me preguntan si no es aburrido ver ganar con tanta frecuencia a los pilotos españoles, argumentando que eso puede restar interés a sus triunfos. La respuesta es tan clara como contundente: no. Y, a ser posible, pido que siga la fiesta por mucho tiempo. La mejor prueba de que las victorias enganchan a la gente son los cinco millones de espectadores en su minuto de oro que tuvo la transmisión de la pasada cita de MotoGP en Jerez. La carrera salió más aburrida de lo esperado, con Pedrosa machacando a sus rivales desde la salida y con poca pelea entre Rossi y Lorenzo por las otras dos plazas de podio. Pues bien, el punto álgido de una transmisión en la que la media fueron cuatro millones, llegó al cruzar Dani la meta como ganador...

Además de todo lo conseguido, quedan otras cotas por conquistar, como ver en un mismo año a los españoles ganar el título de todas las categorías. Ya hubo dos veces a lo largo de la historia, en 1988 y 1989, en las que se firmaron tripletes, pero ninguno de nuestros campeones de entonces (Aspar y Pons por partida doble, Crivillé y Herreros) lo fue de la clase reina. Ahora eso sí que es factible y hace que se entienda como hasta algo normal, olvidando así años de sequía absoluta como los de 1998, 2000, 2001 y 2002, por hacer referencia sólo a la última década analizada en estas páginas. Otro ejemplo de cruda realidad es ver padecer a Alonso en la F-1 esta temporada, lo que nos hace recordar con más cariño y nostalgia las victorias a las que tan mal nos tenía acostumbrado. Volverán.