Una delegación española se encuentra de visita en Pekín ante la celebración de los Juegos Olímpicos a partir del próximo 8 de agosto. La forman miembros del Comité Olímpico Español, presidentes de Federaciones y periodistas. Está bien la visita, porque así todo el mundo sabe lo que se va a encontrar. Indudablemente las condiciones no serán las mismas en agosto que ahora, sobre todo las referidas en cuanto al calor y a la humedad. Pero una de las que más preocupan es la polución. Tanto es así que Gbreselassie ha renunciado a competir y los estadounidenses aconsejan el uso de mascarillas. Pues de la polución no hay rastro aparente y se supone que en agosto será menor que ahora por las medidas a adoptar.

Ya sé que la polución se mide por aparatos que no están a la vista y seguro que en Pekín dan unos valores que nos son desconocidos. Pero puedo asegurar que los que vivimos en Madrid de esto sabemos algo. Al menos apreciamos algunos días una contaminación evidente. Pues esta contaminación no es apreciable en Pekín. Ni tan siquiera se ve desde las afueras el sucio gorro de la contaminación que caracteriza a muchas de nuestras grandes ciudades. Ayer en Pekín hizo un día claro y luminoso, sin viento además. Pues, si como dicen, en verano se reducirá el tráfico (deseable, porque los atascos son espantosos) y las industrias se paralizarán, no sé dónde va a estar el problema de la contaminación. Que nuestros deportistas estén tranquilos.