Prefiero quedarme fuera de Europa antes que deberle un favor al Real Madrid. No me extraña que atléticos edulcorados y de nuevo cuño como Iñako o Piculín le imploren, se arrodillen e, incluso, le hagan la ola a los blancos para que ganen en Santander, pero yo me acojo a la canción: antes muerto que sencillo. Y es evidente que el domingo todo mi apoyo lo tendrán Marcelino y su gente para que vuelvan a enseñar a España que el futuro campeón de Liga no es más que el tuerto en el país de los ciegos.

Los que llevamos sangre colchonera en las venas somos de una pasta especial y todo lo que hemos conseguido en nuestra vida ha sido en base a nuestro trabajo, no debido a las gracias de los demás. Me produce hasta irritación que gente como Roncero todavía no me hagan la ola cada vez que llego a la redacción de AS, ya que el mejor vecino de los blancos en las últimas campañas ha sido el Atlético, con su absurda costumbre de perder los seis puntos contra los madridistas y, en cambio, ganárselos al Barça. ¡Ver para creer!

Por lo tanto ni Champions ni UEFA ni Intertoto ni el torneo de la galleta. El Atlético solamente tiene que pensar en ganar sus partidos (tiene un calendario muy sencillo) y no andar rogándole favores a vecinos mal avenidos. Sería el colmo que Schuster y compañía pudieran sacar pecho y hacernos bromitas por su victoria en El Sardinero. ¡Ojalá sean goleados! Y lo demás es secundario.