No debe ser flor de un sólo día

No debe ser flor de un sólo día

La gran duda quedó desde que se bajó la bandera a cuadros en Barcelona. La rotura del Renault R28 de Alonso dejó algunas incertidumbres sobre la fiabilidad del coche del asturiano, pero no sobre lo que él mismo podía dar en condiciones normales de carrera. Como bien indicó ayer en Estambul, de haberse accidentado Kovalainen un par de vueltas más tarde, Hamilton y Kubica habrían penalizado por su obligada entrada a boxes con el coche de seguridad en pista. Y Alonso se habría encontrado con un tercer puesto en sus manos. El podio, entonces, no habría sido imposible contando con las circunstancias favorables. Luego, el motor de Alonso claudicó. Pero estar en la foto de los grandes era algo impensable.

Lejos quedaba aquella tarde del GP de Bahrain. Eso es lo importante. Y lo es porque dejarlo todo dentro de un habitáculo, para un doble campeón del mundo no puede tener la recompensa de un décimo puesto. Lo que vimos en Barcelona, después de los fríos cálculos posteriores a la carrera, ofrece un panorama mucho más alentador. Alonso, su equipo y la afición lo saben. Ganarle a los tres grandes será complicadísimo, pero deberían ir con cuidado. Una especie de Michael Schumacher de 2005. El alemán, sin un coche ganador, allí estaba muchas veces. Listo para cualquier imprevisto. Los demás lo sabían. Alonso cumple ese papel este año.