Ahora no se puede elegir mal

La marcha de Caminero deja vacante un puesto clave, determinante, dentro de las estructuras del Valladolid. Para un club modesto como éste la capacidad de poder multiplicar cada año los panes y los peces es fundamental. Lograr sacar de la cantera a jugadores como Asenjo o lograr en los mercados de Segunda A o B a tipos como Llorente o Aduriz, de cuyos goles y millones ha vivido el Valladolid en los últimos años, es obligatorio. Esa labor es la que debe acometer el director deportivo y, a la hora de fichar uno, el presidente no se puede equivocar.

Ayer hablé por primera vez con Javier Pérez, el director deportivo del Eibar. Sin conocerle de nada, me produjo una buenas sensaciones. Encontré en él el perfil que busca el Valladolid. Un tipo serio, modesto, trabajador y que por encima de todo pide libertad y manos libres para poder hacer su trabajo. En el Eibar lleva nueve años haciendo milagros. Él trajo a su club a gente como Mendilibar, Llorente, Silva, Garitano o Moisés Hurtado. Su labor es la de, con bastantes pocos recursos, mantener al Eibar en Segunda. Me gusta.