Las piezas empiezan a encajar

Las piezas empiezan a encajar

La secuencia empieza a cobrar sentido. Primero el Madrid, que se declara. Luego el futbolista, que se deja querer. Después Ferguson, que pasa de amenazar al pretendiente (con la FIFA) a amenazar al jugador (con la grada). Y ahora la novia, que disimula. Personalmente creo que el Madrid se ha exhibido demasiado, porque se ha expuesto institucionalmente. Pero no habrá reproches sobre el estilo si la negociación culmina.

El dinero es otra cosa. Pagar 90 millones por un futbolista es una fabulosa desproporción porque triplica el precio de cualquier jugador de primer nivel. Después de hacer ese desembolso, los clubes del mundo se frotarán las manos cuando este comprador llame a sus puertas. La inflación subsiguiente pondría en riesgo el mercado, pero condenaría financieramente al Madrid.

No olvido el factor deportivo. Cristiano Ronaldo es un futbolista extraordinario, con 23 años y una enorme capacidad de mejora, porque sus exuberantes condiciones físicas todavía no se acompañan de una interpretación adecuada del juego colectivo. Puede ser mejor y puede ser el mejor. Y a eso hay que añadir que sus cualidades encajan en un flanco que el Madrid tiene descubierto: la banda derecha. Su presencia es la diferencia entre un equipo notable y uno excelente.

También conviene calibrar las repercusiones psicológicas. No imagino cómo encajaría la plantilla su carácter y su contrato, que rompería el tope de los seis millones netos. Y luego está la venganza de Europa. Para mitigarla hay que contentar al Manchester, dejar claro que esto es una compra, no un asalto.