El recuerdo de Zizou, un fracaso galo

El recuerdo de Zizou, un fracaso galo

Dos años después de su retirada, pensaba que no tendría que volver a escribir de Zidane. Y menos durante la Eurocopa. Pero la triste situación de Francia demuestra que no se ha hecho lo que me atrevo a llamar el trabajo de duelo. Nadie ha superado su desaparición de los bleus y eso me parece un fracaso. Que, ahora que Zizou está en su casa con sus cuatro hijos, Francia esté apelando a su espíritu e intente hacerle revivir en la piel del otro, no puede ser otra cosa que el fallo de una política deportiva. Esta actitud poco constructiva (y desesperante a la vez) significa incluso que, quizás, nos hayamos equivocado en los últimos años.

Si seguimos este razonamiento tenemos que ser honestos: es que Francia no había construido un equipo bien armado en todas las líneas en el que Zizou aportaba el plus de magia, sino que Francia era el fabuloso Zidane y poco más. ¡No! Me resigno a pensar como la mayoría de mis compatriotas. Zizou era grande con Francia porque, también, la clase y la lucha de los demás jugadores le permitían desarrollar su inmenso talento en el terreno de juego. Él mismo lo veía así. Que Francia busque ahora en la ausencia de Zidane la razón de su desgracia es una cobardía y una falta de clarividencia.