Dicen que las fuerzas telúricas que se concentran en Galicia hacen de ella un lugar mágico, una tierra de meigas. No sé si al Deportivo lo rodean esas fuerzas telúricas, pero de lo que no hay duda es que las fuerzas magnéticas tienen un imán especial para atraer los problemas. El primero de la temporada que arrancó ayer se llama Filipe Luis. Creo que en esta ocasión la razón asiste a Lendoiro, pero eso no ha impedido que el jugador no se presente junto a sus compañeros. La casualidad ha querido que sea el único de los 28 citados que ha tenido problemas con los vuelos, vaya. En teoría llega mañana, así que calma.

Los fichajes de Omar Bravo y Mista son las buenas noticias, porque al fondo ya se ven nuevos nubarrones. El primero puede ser el caso Lafita. El Depor lo comprará por dos millones, pero el Zaragoza puede repescarlo desde el día siguiente por tres. Así que, con Wilhelmsson muy lejos, la banda derecha puede ser un agujero negro por culpa de un contrato muy mal negociado. Mientras, Lotina todavía tiene en el vestuario a Munúa y Aouate (toda una bomba de relojería) y una plantilla de 35, porque Lendoiro no ha podido colocar a ningún descarte. Tras la Eurocopa, parece que en A Coruña aún no se han terminado las emociones fuertes de este verano.