¿Por qué tardó tanto en operarse?

¿Por qué tardó tanto en operarse?

Me tiene en vilo, como a casi todos los madridistas, el desenlace del indiscutible culebrón del verano. Cristiano Ronaldo es un futbolista superlativo, de esos que "ponen en pie el Bernabéu". Los más escépticos hablan de las siete plagas de Egipto que caerán sobre el cielo azul de Valdebebas si se consuma la contratación del próximo Balón de Oro. Escepticismo injustificado, sobre todo si valoramos que el portugués se ganó en Old Trafford fama de "picado del fútbol", siendo de los primeros en llegar a la ciudad deportiva de los red devils y de los últimos en abandonarla. No va de divo, bromea con los utilleros, se queda media hora más que el resto ensayando faltas y penaltis y abandona el campo haciendo controles con la pelota para perfeccionar su técnica. O sea, el jugador con el que sueña todo entrenador metódico.

Pero después de la zanahoria me toca darle el palo. No acabo de entender por qué no se metió en un quirófano 24 horas después de quedar Portugal apeada de la Eurocopa. Han pasado quince días desde la derrota con los alemanes y como el plazo de recuperación calculado oscila entre el mes y el mes y medio, resulta que hoy será intervenido en Lisboa asumiendo que no estará a tope hasta bien entrado agosto. Entiendo lo tentador que resulta perderse en las selectas playas de Cerdeña con Nereida, bellezón ibérico que demuestra que lo español está de moda. Pero Cristiano debería aprender de Cannavaro, que se operó al día siguiente de lesionarse en Suiza y estará como un tiro en la Supercopa ante el Valencia. Cristiano, el que viene al Madrid debe anteponer el escudo al placer. ¿Acaso existe mayor placer que jugar de blanco en la playa idílica del Bernabéu?