Dos formas opuestas de ver el ciclismo

También Riccó. El ciclismo está dividido entre los que sólo lo conciben con doping y quienes sólo lo conciben sin doping. Los primeros heredan una escuela de años, en la que la dureza de ese deporte y el silencio permisivo y un poco compinche de nosotros, de la prensa, hizo posible que se extendiera como algo natural y casi permitido en la práctica en ese deporte. Cuando alguien caía, había una corriente de solidaridad hacia él. Nadie le acusaba de tramposo, de haber robado victorias. Todos entendían que lo mismo podría haberles ocurrido a los demás. Así ha sido el ciclismo durante bastantes años.

Hasta el caso Festina, las declaraciones de Manzano, los trágicos finales de Chava y Pantani y algunos otros sucesos han ido cambiando la forma de ver el asunto. El tráfico de sustancias que producía la caravana del Tour era un reguero que contaminaba clubes deportivos de toda Francia; gente sin escrúpulos se enriquec el doping da paso a las drogas sociales, porque el deportista abandona el control de su organismo y cuando acaba la temporada necesita estimulantes. La forma de ver la cuestión ha cambiado radicalmente. Algunos no se han dado cuenta a tiempo y sufren por ello. Están a contrapié.

Porque algo sí ha cambiado. Ahora que han caído Beltrán, Dueñas y Riccó hay, por primera vez, voces de ciclistas contra ellos. Es de suponer que los que se quejan van limpios. Tendremos más sorpresas negativas, porque Riccó dio positivo por EPO de tercera generación, que alguien creyó indetectable, pero algo cambia en este mundillo que fue secuestrado por druidas que se han hecho ricos con la complicidad boba o interesada de directores técnicos. El Tour, enfrentado a la UCI, ha sido la proa en este combate. Vergüenza para la UCI, por su conducta equívoca. Gloria para el Tour. Esto tiene remedio.