Ricky y una filigrana que sale natural

El España-Lituania encajaba en la rejilla televisiva entre JAG: Alerta Roja y Bones, que quiere decir "huesos", y eso siempre da repelús. Pero las alertas y demás truculencias forenses no van con nosotros. Lo de la Selección española no mueve al miedo sino a todo lo contrario. Nos hemos acostumbrado a una calma chicha cuando nos sentamos a ver sus partidos, sean oficiales o amistosos. Ni siquiera que Paul Pierce, el verdugo verde y celtic de Pau Gasol en las finales NBA, pase por Madrid nos inquieta. Incluso él elogia a esta España que, nadie lo olvide, aterrizará en el fastuoso aeropuerto pequinés de Norman Foster como campeona del mundo. Son otros los que deben retocar sus recetas y entre ellos Lituania, que luce kilos y centímetros pero que da la sensación de no tener el veneno que te engancha a las medallas.

Será Aíto quien saque conclusiones y lea en la estadística intangibles que a nosotros nos suenan a chino. Pero lo que queda, lo que hizo que los aficionados orensanos cenaran con la sonrisa aún puesta, fue una filigrana en la que Ricky Rubio amagó el pase y se botó el balón por detrás de la espalda, siguió hacia el aro, dobló a Marc Gasol y éste machacó. Los padres que nos quitaban el sueño en las madrugadas de LA 84, como Iturriaga, comentan los partidos. Son sus hijos, como Ricky, quienes ahora nos hacen soñar. "Me sale natural", dijo el júnior al ser preguntado sobre la espectacular jugada. Basket puro, sin aditivos artificiales. Bendito yogur.