Podemos estar orgullosos del otro desafío español

Podemos estar orgullosos del otro desafío español

El corazón de la Copa América en Valencia se ha transformado en las instalaciones de un circuito de velocidad que pretende convertirse en el mejor del mundo. Y los viejos tinglados de un puerto son ahora el cobijo de los coches de competición. Todo por obra y gracia de la voluntad de un grupo de empresarios, aunque también apasionados de este deporte, que quieren volver a colocar a su ciudad como una de las referencias internacionales de la vanguardia, la tecnología y el buen hacer. Y si la Copa América tuvo su Desafío Español, este proyecto también tiene el suyo propio: alcanzar los ambiciosos objetivos que se ha marcado. Porque el reto es mayúsculo, de esos que asustan sólo con plantearse. Viendo lo que los promotores de este circuito valenciano han hecho durante todos estos meses, es fácil imaginarse la ingente cantidad de trabajo que hay detrás de lo que ya es una auténtica realidad.

Mucho queda aún por hacer en estas semanas previas al GP de Europa, pero cuando los coches ya ruedan en la pista, me atrevo a asegurar que todo estará a punto para el 24 de agosto, turno de la Fórmula 1. Me decía ayer uno de los pilotos del Nacional de GT que tomaba el pulso al circuito que no podía creerse que pudieran estar entrenándose en un trazado que parecía ni existir cuando llegó el jueves a Valencia. La explicación para este milagro es sencilla: recursos bien invertidos y, sobre todo, esfuerzo y dedicación como para echar por tierra cualquier adversidad (que las ha habido y las habrá). Encontré a mi viejo amigo Aspar tan cansado como ilusionado con este circuito, pero con un brillo en la mirada que me hizo entender de inmediato que este desafío español no tiene marcha atrás. Tendremos un gran trazado, tendremos una gran carrera. Y todos podremos sentirnos orgullosos de este grupo de valientes.