Definición del optimismo calderoniano

Definición del optimismo calderoniano

Dos días antes de que se celebraran las elecciones de 2006, Ramón Calderón y el resto de candidatos a la presidencia del Madrid visitaron AS. No era favorito en las encuestas, pero tampoco le importaba. Calderón estaba convencido de su victoria y la confianza ciega en sus posibilidades me llamó la atención. Dos años después de aquel encuentro y de su triunfo en las urnas, el optimismo de este hombre sigue en sus cotas más altas. Y sus efectos en los que le rodean son devastadores. Roncero se marchó a la entrevista pensando en el Plan B y volvió convencido de que no habrá tal porque Cristiano Ronaldo jugará de blanco.

Tengo la impresión de que ese optimismo calderoniano, que en ocasiones raya la inconsciencia, es el que le ha permitido superar los palos que ha recibido a lo largo de estos dos últimos años. Lejos de amargarse, Calderón mantiene su visión positiva de la vida. Estas tres páginas de declaraciones son la muestra. En ellas ofrece una idea del Madrid que quiere para esta temporada. Con Cristiano Ronaldo, Van der Vaart... y Robinho compartiendo estrellato en el campo, con Higuaín rompiendo la pana y Raúl en lo más alto, con el mismo grado de compromiso y unión en el vestuario, clave para ganar las dos últimas Ligas, con un presupuesto récord del que puedan arrancar otro superávit, con una emisora de radio dedicada exclusivamente a los madridistas y en la que puedan celebrar la décima Copa de Europa. Inconsciente o no, la verdad es que suena bien.