Messi nunca será un líder argentino

Messi nunca será un líder argentino

Le piden a Leo Messi, injustamente, que diga públicamente lo que se da por hecho que siente: unas ganas irrefrenables de jugar con Argentina en Pekín 08. Se lo piden tipos tan poco dignos de imitar como Diego Maradona, que incluso se pone como ejemplo a seguir: "Yo habría dejado al Barcelona y me habría presentado en Ezeiza". Claro, así entendió siempre Maradona la fidelidad con los equipos que le pagaban sus generosas fichas, como si fueran un pañuelo de papel, que se usa y se tira, en busca de mejores materiales que llevarse a la nariz.

Simeone, otro que pocas señoras querrían como yerno (¿cabe recordar su pisotón a Julen Guerrero, entre otras gorrinadas?), le reclama al Pulga que "tome una decisión". Le piden los aficionados que se moje, que dé la cara, que se abrace a la selección que disputará los Juegos. Como si él no quisiera, sabedor de que estos Juegos son los últimos en los que podrá participar sin trabas, en virtud de su edad (menos de 23 años). Le reclaman, injustamente, que sea un líder a la argentina, fiel a una tradición de tipos bravos; algo para lo que Messi, un chico apocado, tímido si no es en presencia de sus íntimos, no ha nacido, algo que no podrá encarnar nunca, porque lo suyo es jugar a la pelota.