El pupas es la 'Championlí'

El pupas es la 'Championlí'

Aquí el único pupas es la Copa de Europa, la pobre Championlí: pupas de toda pupería, tocada por un gafe, alojada en el número trece de cualquier inmueble pintado de amarillo que tiene en el portal una tienda de paraguas abiertos, sobre las mesas todos los saleros derramados y una escalera de pintor bajo la que hay que pasar obligatoriamente cada vez que sales o entras. Si tendrá mala suerte que es la única competición que no ha ganado el Aleti, si descontamos eso tan menor de la UEFA. Tanta desgracia tiene la de Europa que, cuando daba brillo con su aliento al hermoso grabado en plata: "Club Atlético de Madrid" y ya era feliz disfrutando del nombre que la tiene enamorada, llegó un alemán cuyo nombre sé escribir pero no me da la gana y le quitó la prenda. Dios Nuestro Señor no daba crédito y en su divina justicia mandó un manto de pesadumbre sobre los de Múnich que, arrepentidos, renunciaron a jugar la final de la Copa del Mundo, por otro nombre Intercontinental y ninguno más. Naturalmente, el Aleti ganó, Adelardo alzó, Dios sonrió y la Copa de Europa siguió suspirando alelada. Vaga por los estadios maldiciéndose por aquel gol infame, pero también por el penalti que falló Vavá en la semifinal del Bernabéu, por la mano criminal que batió el potingue que se tomaron todos menos Miguelito, el que más corrió, en el desempate de Zaragoza, por la lentilla de Aguilera o por los lesionados de Amsterdam ante el mejor Ajax de un tal Johan. Pobre Championlí.

Mas nuevos tiempos llegan; vestida de adolescente faldicorta se pone ante su verdadero amor, el que más cuesta, no cualquier facilón incapaz de resistirse, otra vez la Copa de Europa. Y las rayas rojiblancas tan hermosas y alegres le silban su canción. Otra vez, peleando contra su desgracia, esquivando como puede la maldición de Penélope que le desteje toda la labor cuando la tiene casi terminada, va la Copa de Europa al Manzanares, al estadio Vicente Calderón.