Deferr ganó ayer medalla. Su tercera consecutiva en unos Juegos. Como Llaneras el día anterior. Iker Martínez y Xabi Fernández también repiten podio. Igual que Vivi Ruano. Los deportistas españoles comienzan a ser con regularidad multimedallistas olímpicos. Hasta hace poco veíamos a quienes subían al podio en varios Juegos seguidos como una especie fuera de categoría, gente con talento, pero también perseverante y ambiciosa, cuyos países les ponían los medios necesarios para entrenarse eficazmente.

Pues ahora los tenemos aquí. Los deportistas y los medios. Como deportistas hemos perdido el complejo de ser físicamente inferiores, porque entre otras cosas hemos crecido en talla. En cuanto a medios, nadie necesita irse a las Quimbambas -algún que otro nadador dice que sí- para ser campeón. Al contrario. Los atletas nacionalizados que se entrenan en España mejoran sus marcas y ahí están ahora mismo los cubanos Méliz y Casañas en las finales de longitud y disco, y la nigeriana Onyia camino del podio en las vallas.

Los multimedallistas elevan un escalón la exigencia y ya no se puede elogiar a nadie sólo por ir a unos Juegos por quinta vez, menos aún cuando su puesto medio es el 17º. Con deportistas que suben al podio una y otra vez, ir a los Juegos a pedir autógrafos es una frivolidad. Los Juegos son para quienes viven el deporte con absoluta dedicación y en ellos no hacen sino lo que saben: ganar. Llaneras, por ejemplo, ha coleccionado siete títulos mundiales entre sus medallas olímpicas; Nadal no ha parado de ganar. Ese es el camino.