Con Valerón no existen imposibles

Llega el Brann, y si uno se acuerda del partido de ida, pensará que llega el lobo feroz. El patinazo de Noruega está, o debería estar, olvidado. Un mal día, o más bien un horroroso día, lo tiene cualquiera. Ahora toca remontar, tirar de épica y darle la vuelta al 2-0 de Bergen para que la UEFA no pase de sueño a pesadilla antes de tiempo. La palabra Europa, que llevaba tres años desterrada de A Coruña, trae recuerdos de noches mágicas en Riazor. Aquella remontada ante el PSG, o la histórica remontada ante el Milán para meterse en semifinales de Champions. Está claro que el Brann no es el Milán, pero la ilusión y fe de los que mañana salten al césped tiene que igualar a los héroes de entonces, porque para la mayoría de ellos la aventura europea era hasta ahora terreno virgen.

En el otro extremo están los veteranos, los Sergio, Valerón o Manuel Pablo, cubiertos de mil y una medallas pero con una ilusión de juveniles. Uno de ellos, el Flaco, tirará mañana del once. Su sola presencia levantará la grada de Riazor, que como dice Lotina, tiene que marcar el primer gol. Estará en su espacio natural, rodeado de su gente, su grada y su césped, porque hasta ahora sólo ha sido titular en Bergen y Split. El míster no lo dice, pero lo ha reservado para lograr el imposible, para remontar, para que su clase tire de las dudas de un Deportivo que mañana se jugará crédito, prestigio y euros.