Cerezo es el profeta de la 'supermanita'

Cerezo es el profeta de la 'supermanita'

Por respeto a nuestro invitado no hablaré nada de Ramón Calderón. Bastante cruz tiene el pobre con darse el capricho de presidir el Real Madrid y aguantar el maillot amarillo de la Calabaza de Oro que se ha ganado este verano con tantas negativas que ha recibido por parte de todos los futbolistas que pretendía vestir de blanco. Lo único claro es que por verbo, gracia, salero, constancia y, sobre todo, humanidad, Enrique Cerezo ya ha conseguido el primer gol. El jefe de la banda colchonera tiene el inmenso mérito de que nunca pierde la sonrisa y se está jugando su patrimonio personal a la hora de sacar el proyecto hacia adelante.

Ser del Atlético marca para toda la vida y si además tienes que dar la cara y vender un mensaje optimista es como para sacarle a hombros del Vicente Calderón. Enrique nunca baja la guardia y sigue teniendo en conseguir la Champions su gran objetivo. Sus numerosos contactos han servido para abrir puertas cerradas para el Atlético y ahora espera que por fin su gente le permita darse el homenaje de la victoria ante el Real Madrid en casa.

Sortilegio.

A Cerezo no le gusta ni ostentar ni aparentar. Si la gente de Aguirre tuviera siempre su disposición, el triplete sería inquilino del Calderón. Es nuestro Agüero de los despachos y los bancos. Incluso sabe, con su ironía habitual, pasar de la prepotencia blanca sin despeinarse, aunque desde el año pasado en el Bernabéu todavía debe un grito fuerte de gol atlético a su amigo Ramón Calderón. Pasa de las supersticiones y su deseo es dar estabilidad a un club que sabe que es diferente. Le gusta este morbo. Luchar contra corriente y pasar de los topicazos del fútbol. A mí me ha ganado para su causa y estoy seguro de que forma una pareja ideal con Gil Marín y, al final, nos van a traer hasta la Intercontinental.