Un barrilete en todos los sentidos

Un barrilete en todos los sentidos

La mítica narración del gol (EL gol) de Maradona a Inglaterra en el Mundial-86, a cargo del uruguayo Víctor Hugo Morales, comparaba al genial futbolista con un "barrilete cósmico". Por deslices y desplazamientos del idioma a uno y otro lado del océano, en España se consideró que el narrador comparaba cariñosamente a Diego con un pequeño tonel (de barril, barrilete); sin embargo, en la parla rioplatense un barrilete es una cometa, de ahí que la frase de Morales se completara con un "¿de qué planeta viniste?".

Maradona fue el barrilete más colorido, veloz, imprevisible y fantástico que se recuerde, con permiso de otros mitos vivientes como Di Stéfano, Cruyff o Romario, por sólo citar un trío. Con una pelota pegada a la zurda era pura luz, surgida de Villa Fiorito para iluminar el mundo de los ciegos futbolísticos. Sin embargo, alejado de la pelota Maradona es un tipo penoso, un necio, alguien que no ha sabido ser Diego sin ser Maradona. Y sigue siendo un barrilete, imprevisible en sus movimientos por el aire. De ahí que resulte peligroso, ahora que no juega. Porque juega con otras cosas, frágiles. Una de ellas se llama Leo Messi.