El más difícil todavía

El más difícil todavía

La imagen del partido no tardaron mucho tiempo en captarla las máquinas que todo lo ven. Y no era un gol, una sonrisa o un regate, los gestos por lo que admiramos este juego. La imagen era otra: una mancha de barro en el cuello de Xavi. Sólo habían pasado cuatro minutos de partido pero aquella mancha lo dijo todo. El gol de falta puso el acento en que aquella mancha no impediría que la calidad se hiciera su hueco. Por eso Xavi es de los mejores del mundo. A Messi también se le vio, un guiño a Maradona, su otro entrenador. Intentó aliarse con el agua, acaso anoche podía ser el mejor amigo pero también el peor enemigo.

Aquello era la mundial. El césped era una trampa y el balón, una sorpresa. El verde de Málaga era como un gran espejo roto en mil pedazos, en los que los jugadores intentaban emular algo que una vez se llamó fútbol. En partidos así, mejor echar el cuerpo a tierra y esperar a la caballería, pensó Iniesta. La caballería se llamó Henry. Y con él los de siempre: Piqué, Puyol, Busquets y Touré. Incluso Valdés era medio barro y medio portero. También el equipo y es que un equipo completo también está formado por barro, diría Guardiola, más contento que unas castañuelas. Así se le vio en el banquillo. Da envidia.