Matabuena es el futbolista multitarea. Lo habían bautizado Gattuso por su faceta incansable de centrocampista y resulta que de él, de su cabeza, salen ahora las ocasiones para los goles rojiblancos. De un cabezazo suyo llegó el despeje al límite de Boris que posibilitó el golazo de Morán, y de otro cabezazo suyó se benefició Bilic, ese gijonés nacido en Croacia que de no haber encontrado la madera cuatro veces en su camino ahora llevaría diez goles en la Liga. Lo que sí ha logrado Mate es el tanto número 1.000 de los sportinguistas en Primera. Pues entre el multitarea Matabuena y Camacho, Preciado ha encontrado su piedra filosofal centrocampista. Ni goles en contra ni lesionados como Carmelo frenan la maniobra del equipo, que ha cogido su velocidad de crucero.

Al final resultará cierta la teoría de que a muchos integrantes del cuadro sportinguista la Primera les ha mejorado. Aparte de los mencionados Matabuena y Camacho, que han soltado un partidazo ante el Numancia, tanto Morán como Canella crecen cada jornada un poco más. Se desenvuelven mejor y ganan en confianza y juego. Toman el pulso a los partidos y escogen las alternativas acertadamente. Un dolor de cabeza para los rivales. Ahora, visita a Santander. El Racing ha salvado momentáneamente los muebles nada menos que en Valencia, lo que habla de su potencial. No atravesaban su mejor momento pero han enseñado las uñas, sobre todo Tchité. Buena piedra de toque. Hará falta la mejor versión rojiblanca para seguir puntuando. Y soñando.