Así se forja el carácter de campeón

Así se forja el carácter de campeón

Siempre es enriquecedor escuchar o leer las declaraciones de Valentino Rossi. Lleva ya tanto tiempo en las carreras como para permitirse el lujo de caer en los lugares comunes propios de muchos deportistas, pero él es distinto... también en esto. Ahora hace balance de la temporada de su octavo título mundial, el de la reconciliación con la gloria del triunfo tras dos años duros y difíciles. Pues de todo lo que dice, me quedo con el reconocimiento de algunas de sus debilidades, que parece que las tiene: ha debido aprender a perder. Algo nada fácil para quien, durante tanto tiempo, ha tenido en el triunfo a su compañero más fiel.

Y en esa capacidad puede estar buena parte del éxito en su desafío. Porque saber dónde estás es esencial para saber a dónde quieres ir. Claro que El Doctor progresó con el cambio de neumáticos y la evolución de su Yamaha, pero quizá todo ello no habría sido posible sin la humildad y la inteligencia de reconocer que ya no era el mejor... al menos en esos momentos. No miró sólo hacia fuera en busca de responsabilidades, también asumió su responsabilidad y supo digerir el fracaso. Así pudo renacer de unas cenizas que nunca dejaron de estar calientes.