Lo que faltaba: el General Invierno

Lo que faltaba: el General Invierno

El General Invierno habita en las estepas del Este de Europa. Nadie le ha visto nunca, nadie ha hablado con él, pero se le sabe invencible. La Grande Armée de Napoleón y la implacable Wermacht de Hitler sucumbieron a su fría estrategia, consistente en ceder y ceder, alargar las líneas de aprovisionamiento hasta lo inmanejable y luego caer sobre ellas con su bombardeo de temperaturas insufribles, que lo mismo que mataron a los mulos de Cailaincourt congelaron tantos años después los aceites en los camiones de Von Paulus. Ningún general de la Historia ha producido tantas bajas al enemigo.

Ante ese siniestro personaje se juega hoy el Madrid la Champions, en una especie de dramático ejercicio de ruleta bielorrusa. La cosa se complica porque la Juve, que se lo puede permitir, acude a San Petersburgo con muchos reservas, y por lo que se le entiende a Ranieri, ese viejo zorro, sin ganas de hacer gran cosa. "Si nos ganan y luego ganan al Real..." dice Ranieri... Así que por ese lado, ninguna ayuda. Ni por ningún otro. Sin Van Nistelrooy ni Higuaín ni Robben, el Madrid tiene que buscar el gol en esa larga y vacía estepa en la que se embosca el invisible general. La prueba es morrocotuda.

Muy distinto es el partido de El Madrigal, donde comparece justamente el causante de las desdichas madridistas, Cristiano Ronaldo, que reclama para sí, con tanta arrogancia como razón, el reconocimiento como mejor jugador del mundo. Otro clima, porque el frío de aquí es de juguete. Otra presión. Un empate mete al Villarreal en octavos, una victoria le asegura el primer puesto. Curioso caso el del Villarreal. Como el Atlético, prefiere atender más a la Liga, pero como el Atlético, se mueve mejor en la Champions. Moraleja: quite usted presión a sus futbolistas y ofrecerán lo mejor de sí mismos.