Sí, las circunstancias son otras, los futbolistas son otros, los entrenadores han cambiado y está haciendo frío, llueve y nieva. Pero para que los que ahora se frotan las manos pensando en que el Barcelona ya ha ganado la Liga -y son muchos, entre ellos profesionales de la información: se les pudo escuchar ayer en varias tertulias de radio-, para aquellos que desoyen las consignas de Pep Guardiola ("las Ligas no se ganan en noviembre", dijo; tampoco en diciembre), vaya el recuerdo del Barça de Frank Rijkaard. No el que ganó dos títulos y una Champions, sino el de los inicios, el peor, el que casi le cuesta el puesto a estas alturas de la temporada.

Aquel Barça, después de perder 3-0 en Santander (con Márquez , Puyol, Iniesta y Xavi, que aún continúan), encaró una segunda ronda liguera en la que fue capaz de recortar una diferencia de 17 puntos respecto del Real Madrid. Con 11 goles de Saviola, por cierto, de quien ahora se cachondean. El clásico dejó a los blancos a 12 puntos, sí, pero Valencia y Sevilla están a ocho. Será mejor que no bajen el rendimiento, porque a la que les entre una duda, una sola, esta euforia dará paso al tradicional cagómetro.