Cristiano, hasta en la sopa

Al final, la final del Mundial de Clubes va a ser en realidad la final de la Copa Intercontinental. Como siempre. Porque ya sucedió el año pasado por estas mismas fechas con el partido entre el Milán y el Boca Juniors. Otra vez llegan al último partido el campeón de Europa y el campeón de la Libertadores. Esta vez son el Liga de Quito y el Manchester United. Y es algo que se ha repetido en las cuatro últimas ediciones. Porque ya sucedió también en 2005 con el Sao Paulo y el Liverpool y en 2006 con el Barcelona y el Internacional de Porto Alegre. Conclusión: el Mundialito es un invento que tiene una razón económica más que un aliciente deportivo.

Lo que de verdad ofrece esta Intercontinental Ampliada es el lujo de ver de nuevo a Cristiano Ronaldo en una final. La novedad está enfrente, en el modesto Liga de Quito. Se trata de un equipo en el que su máxima estrella es hoy suplente del Getafe, Joffre Guerrón, que fue elegido el mejor jugador de la última Copa Santander Libertadores. Pero los ecuatorianos son fuertes y bravos, y tendrán al público a favor porque todos, hasta los japoneses, sienten simpatía por el débil. Ojalá lo den por la tele.