El talento, la escasez y la abundancia

Higuaín era bueno incluso cuando no le marcaba un gol al arco iris. En aquel trance se cometió el error de juzgarle por los goles, como si los hubiera marcado alguna vez (logró 13 en River, en dos temporadas). Su falta de tino ante la portería ocultaba su principal virtud, el conocimiento del juego (visión, pase, colocación), y podría ocurrir que su buena racha nos distraiga de lo mismo. Higuaín es, ante todo, un buen futbolista que ejerce desde la sobriedad. Y, si eso le distingue, es su carácter competitivo lo que le hace encajar en el Real Madrid.

Mi duda es qué ocurrirá cuando esté listo Huntelaar, el único nueve puro de la plantilla. Entonces Juande enfrentará el dilema de sentar al holandés, a Raúl o a Higuaín, o bien apostar por un delicado sistema de rotaciones que descartará, de cuando en cuando, a una estrella, a un fichaje millonario o a un capitán. Y el problema puede repetirse en el mediocampo según se recuperen los lesionados leves. Con Gago, Guti, Sneijder, Van der Vaart y Diarra II, el entrenador tendrá que elegir a tres y consolar al resto. La escasez era peor, seguro, pero no despreciemos los peligros de la abundancia.