El año de Rafa, el año del tenis

El año de Rafa, el año del tenis

El mordisco de la foto de abajo constata un cambio de guardia en el tenis. Lo que tiene Nadal en sus manos es el trofeo que le acredita como número uno del mundo. Una condición ganada a ley, sobre todo, por la culminación de una rivalidad enorme con Roger Federer que cristalizó en lo que para muchos fue el Partido del Siglo en la final de Wimbledon. Nadal, con 22 años, es ya un tenista completo porque a su dominio en tierra ha unido la capacidad para doblar en hierba como hizo un tal Bjorn Borg y, además, lograr triunfos fabulosos en superficies rápidas como la del Tennis Center de Pekín, donde nos dimos cuenta de que, efectivamente, es de oro. Su espíritu competitivo contagia.

Todos sus compañeros de la Armada admiten que, con él, se han dado cuenta de que todo es posible. Ha caído una barrera psicológica que ha permitido ganar un torneo de hierba como hizo Ferrer en Hertogenbosch, brillar en pistas duras, conseguir por vez primera el botín de la Davis jugando la final fuera o llegar a la final de la Copa Federación con un equipo femenino alejado de las posiciones punteras del ranking. Yo estoy seguro de que Nadal, con recorrido por delante, podrá también con el Abierto de Australia y el US Open. Ya, todo es posible.